Formación de dos grupos antagónicos en Roma
Honestiores y humiliores
La gran obra política y social que fue Roma estuvo sustentada en la aceptación del principio de la desigualdad de las personas. Frente a la imposible plasmación de una teórica uniformidad social -sólo refrendada por extremismos modernos- Roma defendió los principios de privilegio, prerrogativa, ventaja, favor...: la sociedad pedía más a aquéllos que más podían dar y, en esta misma medida, en cuanto promotores, recibían mayores dispensas y beneficios. Dicho principio, no interpretable como injusto dada su larga y pacífica vitalidad -toda la historia de Roma da prueba de ello-, fue el soporte del Derecho penal clásico romano. Las leyes contemplaban condenas distintas, no sólo a partir del delito -como es perfectamente comprensible-, sino incluso según la condición de las personas; así los habitantes del imperio fueron distribuidos en los dos grupos de honestiores y humiliores para garantizar, no la igualdad como podría entenderse en la actualidad, sino la desigual aplicación de las penas.