De prisionero republicano a capellán insurgente

Fray Cándido Rial Moreira era un religioso corriente, dedicado a las labores religiosas que le fueron encomendadas. Pertenecía a la Orden de lo Fraile Menores, en concreto a la Provincia de Santiago, haciendo labores pastorales en la Basílica de San Francisco el Grande en Mafris, que pertenecía a la Obra Pía. Por causas del destino, aquel fraile nacido en Galicia se vio envuelto en el epicentro del mayor conflicto que sufrió España, la Guerra Civil. Una ciudad que permaneció leal a la República, donde se produjero episodios represivos impropios de sentimiento de cambio que surgió en 1931. A Cándido Rial lo persiguieron, junto a sus hermanos franciscanos, por lo que se tuvo que escapar, sobre todo al ver los desmanes dirigidos contra los religiosos. Finalmente, lo apresaron y tras estar un tiempo detenido lo enviaron a una unidad del frente. Un fraile haciendo la guerra con un batallón de milicianos, es algo que trastoca de la visión conocida en la memoria colectiva de una guerra. Posteriormente, desertó al bando sublevado, en el que afirmaba que no se sentía tan cómodo como en el republicano, y de ahí a ser capellán en una cárcel de presos políticos en Ourense. Esta es la curiosa historia que narra el propio fray Cándido Rial en sus memorias, aquí recogida en su integridad. Unas memorias que rompen con los perjuicios de la propaganda de dos bandos enfrentados. Socialmente, las personas, en una gran mayoría, no quería ser partícipes de la guerra, como deja escrito el franciscano. No hubo dos Españas, las hicieron, y cuando terminó la guerra todos se tuvieron que adaptar para sobrevivir en la dictadura, pero mucho de los rencores se los llevó el tiempo, como deja reflejado Rial Moreira con el encuentro que tuvo.